We don't need no modern Jesus

domingo, 8 de junio de 2014

Carta tomada

Abrió la carta y la leyó rápidamente, tenía una entrevista que definiría su carrera. La hizo un bollo sin terminar de comprenderla y le erró al cesto de basura.
Y la carta se quedó ahí, mientras agarraba su saco y se marchaba. Así permaneció por meses hasta que siendo ya un empresario, volvió a descubrirla. Algo se revuelve dentro de nosotros cada vez que nos topamos con un objeto, un aroma, un gesto del pasado. Y eso fue exactamente lo que pasó.
La alisó con cuidado como quien sostiene a un infante por primera vez, empezó a inundarlo un sentimiento de culpa desde un rincón olvidado de su mente, y hasta pudieron rodarle algunas lágrimas mientras leía con ojos desorbitados. En su mente la carta le hablaba con la que fue una dulce voz, ahora quebrada. 
Gritó y golpeó todo lo que tuvo al alcance hasta que no sintió los nudillos. No se había percatado, no había imaginado, que nunca más volvería a verla.

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