We don't need no modern Jesus

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Pum

Oasis y pum. Si, pum. Pum de recuerdos, sentimientos encontrados y algunos un poco empolvados. Qué raro no escribir de madrugada, apenas son las once pero vos ya estas durmiendo, o eso creo yo.
Capaz me cueste escribir porque me estuve oxidando en un rincón, seguramente escuchando Oasis, y pum.
¿A donde te fuiste? A ningún lado. Yo me fui a no se donde mientras te veía borrar el playlist que armamos ese día en mi casa y se te escapó lo que ya sabes que prometimos no decir. Y justo ese día estaba Oasis en la tele, y pum.
Ya no estabas cuando lloré en los rincones de ninguna parte por tanto tiempo que me dolía la cabeza y me olvidé de como pensar, pero sí me acordé de tu cara y de los lóbulos de tus orejas mientras en ninguna parte escuché Oasis, y pum.
También estaba ese verano, pero nadie sabe como yo, que el verano corta y pincha desde que empieza hasta que termina, principalmente en Febrero. Y ese verano que te fuiste ni siquiera estaba en casa, y mucho menos estuviste en la tuya. No estábamos en ninguna parte pero estoy segura de que mientras empezaba a brillar tu ausencia yo escuchaba Oasis, y pum.
Ni siquiera nos dijimos chau, ya ni siquiera te voy a ver. Nos desencontramos un par de veces pero cuando cierro los ojos y me miras se me pasa todo. Y ya no necesito ningún Oasis para acordarme de nada, ya no hay pum de madrugada ni días de humedad.

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